viernes, 5 de octubre de 2012

TRASTORNOS DE PERSONALIDAD

En los trastornos de personalidad existen unos esquemas (pensamientos) inadecuados que paralizan la conducta positiva y son precisamente esos pensamientos los que hay que desbloquear en todos los trastornos de personalidad. Como estrategia clínica global con los sujetos con trastornos de personalidad, hay que centrarse en el objetivo que lleva al tratamiento a este sujeto. Normalmente ellos acudirán a terapia por depresión, porque otros lo han sugerido pero no claramente por su trastorno de personalidad. a)     Trastorno de personalidad obsesivo-compulsivo: se consideran controladores y responsables, tanto de ellos mismos como de los demás. Es como si creyeran que todo depende de ellos y por tanto deben alcanzar y mantener el nivel óptimo de perfeccionismo. El resto de mortales aparecen ante sus ojos como «ineptos» y «despreocupados». Para sobrevivir necesitan orden y perfección. Para ellos es catastrófico perder el control o no llevar a cabo los «deberes» que a menudo se autoimponen. Cualquier fracaso puede llevarlos a la depresión. Son individuos demasiado exigentes con un alto nivel de ansiedad y que se frustran habitualmente.
 b)    Trastornos de la personalidad por dependencia: se sienten desvalidos, desprotegidos, necesitando continuamente el apoyo de los demás. Son los otros los fuertes, los que les proporcionan los recursos necesarios para alcanzar la felicidad. Sin ellos, no son nadie. Son tremendamente débiles y con una autoestima muy baja. Este tipo de personas puede funcionar perfectamente mientras cuenten con el apoyo y cuidado de la persona «fuerte». Si ésta les falla, se hunden. Su principal temor es el rechazo o el abandono.
 c)     Trastornos de la personalidad pasivo-agresiva: su estado levita entre la pasividad y la sumisión para mantener sus relaciones con el entorno, y la agresividad que explota frente a la pérdida de autonomía que sienten en su interior. La ambivalencia les marca: necesidad de apego y miedo al abuso, fluctuando entre una conducta pasiva y una conducta agresiva
d)    Trastorno paranoide de la personalidad: el sujeto paranoide es desconfiado por naturaleza. Siempre atento, esperando pillar con las manos en la masa a aquél que le traicione. Ve fantasmas donde no los hay. Todo el mundo es una gran conspiración contra sí mismo. Es cauteloso, sus interpretaciones siempre son complicadas y falsas. Teme ser secretamente manipulado o controlado. La ansiedad continua que sufren, provocada por sus «manías», les hacen a menudo solicitar terapia.
e)     Trastorno narcisista de la personalidad: se consideran especiales, divas, superiores a todo ser humano. Esa condición les posibilita un trato diferenciado del resto de la humanidad. Si no lo obtienen, pueden castigar o bien sentirse terriblemente frustrados.
f)      Trastorno antisocial de la personalidad: este tipo de personas se consideran autónomas y con fuerza en sí mismas. Creen tener derecho para violar las normas y reglas impuestas. La personalidad antisocial «primero pega y luego pregunta». Pueden delinquir abiertamente o bien ser más sutiles y estafar mediante astutas manipulaciones. Su creencia es que el mundo es injusto y yo merezco tener aquello que tienen otros. Sus actos delictivos siempre están justificados por ellos. No hay normas, no hay distinción entre el bien y el mal.
 g)    Trastorno esquizoide y esquizotípico de la personalidad: la palabra clave es el aislamiento y su estrategia mantenerse a distancia de los demás para preservar su soledad al máximo. El acercamiento de los demás lo viven como intrusión y ello representa una amenaza para su vida. h)    Trastorno de personalidad por evitación: estas personas desean la cercanía con el entorno pero a la vez temen ser heridas. El temor al rechazo, al dolor, les hace evitar toda relación y así no pueden llegar a sufrir. Evitan la evaluación, el riesgo, porque el mayor temor que pueden sentir es la humillación. El paciente evitativo limita sus expectativas, se abstiene de compromisos, porque en ellos existe el riesgo al fracaso.
 i)      Trastorno histriónico de la personalidad: viven como personas encantadoras con cierto estilo, y totalmente merecedoras de atención por parte de los demás. Necesitan cautivar como modo de funcionamiento, atraer, expresar emociones de forma abiertamente manifiesta. Son unos excelentes actores, pues su vida entera parece puro teatro. Confabulan, manipulan siempre para conseguir que el resto se mantenga a sus pies. Bajo un aspecto jovial y seguro, se esconde el temor a la indiferencia y rechazo.
 j)      Trastorno límite de la personalidad: aquí se amontonan aquellos trastornos difíciles de encasillar, que están  entre la neurosis y la psicosis. Se define como una pauta duradera de percepción, relación y pensamiento, tanto sobre el entorno como sobre sí mismo, en la que existen problemas en diversas zonas, como por ejemplo en la relación interpersonal, en la imagen que tiene de sí mismo, en su estado anímico, etc. Podemos alertarnos ante un TLP cuando veamos por ejemplo: Vivencias de relaciones intensas e inestables, conducta compulsiva, sentimientos de vacío o aburrimiento crónicos, impulsividad, ira intensa e incontrolable episódicamente, no tiene muy claro sus metas, sus prioridades, su escala de valores (confusión).

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