En términos generales una teoría nos ofrece una explicación científica sistemática y coherente de los fenómenos objeto de estudio e investigación. Cuando se elabora una teoría lo que se pretende es, por un lado, explicar el conjunto de fenómenos de los que se ocupa y debe ser capaz de sugerir aspectos y relaciones desconocidos. Esto es, debe permitirnos hacer predicciones nuevas acerca del fenómenos que pretende explicar. Esta función predictiva de las teorías es, sin duda, la faceta más apasionante para cualquier investigador interesado en proponer una teoría sobre la personalidad, a la vez, que la más difícil de elaborar.
En definitiva podemos decir, que una teoría Científica, es un Conjunto de supuestos lógicamente organizados sobre relaciones específicas entre los fenómenos observados que nos permiten explicar ciertas observaciones de la realidad y hacer predicciones de fenómenos pendientes de explicar.
Asi, pues la teoría tiene como función por un lado, relacionar, organizar e integrar los hallazgos obtenidos a través de la observación, y por otro lado, señalar posibles reacciones que deberían ser estudiadas o verificadas mediante la experimentación.
Si partimos de que los objetivos fundamentales de una teoría son: explicar los fenómenos psicológicos objetos de estudio ya conocidos y predecir nuevos fenómenos psicológicos, entonces claramente los criterios de utilidad, verificabilidad y parsimonia son los que debemos tener en cuenta para evaluar una teoría.
Respecto al primer criterio, la utilidad, una teoría no es verdadera o falsa, sino útil o inútil, y en este sentido, la utilidad vendría determinada por el grado en que es capaz de generar cuestiones que pueden ser respondidas utilizando el método científico y por la capacidad para organizar e integrar los hallazgos obtenidos experimentalmente.
El segundo criterio, el de la verificabilidad, supone que todo teoría debe no solo ser capaz de generar posibles nuevas relaciones e hipótesis, sino que también debe permitir experimentalmente tales predicciones con el fin de que puedan ser confirmadas o descartadas.
El tercer criterio, el de la parsimonia, señala que toda teoría no solo debe englobar y explicar el mayor número posible de observaciones, sino que debe hacerlo con un número reducido de conceptos manteniendo la coherencia entre los mismos.
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